martes, 10 de agosto de 2010

Following

(Following)
UK, 1998. 69m. BN
D.: Christopher Nolan P.: Christopher Nolan, Jeremy Theobald & Emma Thomas G.: Christopher Nolan I.: Jeremy Theobald, Alex Haw, Lucy Rusell, John Nolan F.: 1.37:1

Viendo las imágenes de la ópera prima del futuro director de El caballero oscuro no podemos evitar pensar en las primeras películas de creadores como David Lynch, Shinya Tsukamoto o Darren Aronofsky: el irrisorio, casi testimonial, presupuesto (6.000 dólares); la granulosa fotografía en blanco y negro; el formato cuadrado; la concisa duración. Elementos que nos recuerdan a películas como Cabeza borradora, Tetsuo. El hombre de hierro o Pi. Fe en el caos. Todos ellos films iniciales de marcada personalidad que colocaron a sus respectivos directores en el mapa cinematográfico comercial y que han conseguido desarrollar sus inquitudes dentro de la industria incluso llegando a manejar, en algunos casos, grandes presupuestos. Al igual que ha ocurrido con Christopher Nolan, convertido en un autopraclamado facturador de "blockbusters inteligentes" y que ya en Following mostraba unas inquietudes más intelectuales que artísticas. De hecho, los primeros minutos del film (la sucesión inconexa de planos, la voz en off del personaje casi erigida en discurso teórico de las imágenes) lo asemejan a un cortometraje universitario de marcado carácter experimental.

Lo más interesante de Following, vista hoy en día, es comprobar las constantes argumentales y visuales de Nolan en un estado embrionario pero claramente definido. Desde este punto de vista, el resto de su filmografía se nos descubre como una serie de repeticiones de unas mismas ideas, cada vez más complejas y sofisticadas, en busca de una hipotética perfección. Argumentalmente, Following hace uso de los estilemas del cine negro (la relación entre el sofisticado ladrón y su torpe aprendiz; la figura de la femme fatale que manipula al protagonista; los constantes giros narrativos de la trama) pero vaciándolo del suspense y la acción propia del género, para utilizarlos con un propósito teórico: el allanamiento de morada como terapia de choque con la que despertar a las víctimas del robo del letargo producido por una vida acomodada construída a través de un consumismo patológico; el voyeurismo como respuesta de la deriva existencial de una vida vacía de objetivos vitales. El género noir como metáfora de las patologías de una sociedad sumida en un perpétuo aburrimiento metafísico.

Con Following Nolan construye su primer puzzle cinematográfico en el que las piezas se nos presentan totalmente descolocadas y cuyo sentido del todo es notoriamente diferente al de cada una de sus partes. Una compleja estructura cuyo motor consiste en el contínuo salto temporal, con idas y venidas constantes, y cuyo principal objetivo es evidenciar las diferentes caras de una realidad cuyo reverso resulta la respuesta irónica del anverso (en esto, Following parece una versión beta de Memento, el siguiente film de Nolan). En suma, el prometerdor despegue de una filmografía sin duda coherente y de un director cuya pedantería ha crecido exponencialmente a la vez que los presupuestos de sus películas.


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