miércoles, 17 de noviembre de 2010

Amer

(Amer)
Francia/Bélgica, 2009. 90m. C.
D.: Hélène Cattet & Bruno Forzani P.: François Cognard & Eve Commenge G.: Hélène Cattet & Bruno Forzani I.: Marie Bros, Delphine Brual, Harry Cleven, Bianca Maria D'Amato F.: 2.35:1

Los títulos de crédito de Amer resultan reveladores de las intenciones del film: la banda sonora creada a base de cuerdas agresivas punteadas con una línea de bajo; la división del encuadre en scope en varios compartimentos llenados con planos detalle de unos ojos; la llegada a una antigua mansión filmada en contrapicado. En su comienzo, Amer parece querer presentarse como un remake de Rojo oscuro dirigido por Dario Argento de nuevo con colaboración del grupo de rock progresivo Goblin. Lo parece, pero no lo es. De igual modo que la ópera prima de Hélène Cattet y Bruno Forzani parece un giallo, sin llegar a serlo. Amer es un ejercicio de estilo, un artefacto profundamente cerebral que vacía al giallo de sus elementos temáticos (no hay un asesino misterioso, ni rebuscados crímenes que investigar, ni siquiera un misterio que resolver) para explotar sus formas visuales, a través de las cuales se propone un recorrido sensorial a través de la vida de su protagonista femenina, Ana.

La primera parte de la película nos presenta a Ana de niña, pasando el verano con sus padres en la mansión de sus abuelos, sita en un pequeño pueblo italiano. Los miedos infantiles (a sus ojos, su abuela toma la forma de una monstruosa bruja, sempiternamente enfundada en su traje negro que le oculta el rostro), la curiosidad hacia la presencia de la muerte (su abuelo acaba de fallecer y su cadáver reposa en una habitación de la casa) y su traumático descubrimiento del sexo (Ana descubre a sus padres haciendo violentamente el amor) son representados como si fueran parte de la trilogía de las Madres de Argento (la entrecortada respiración de la abuela parece un sampler de la de la Mater Suspiriorum de Suspiria), desarrollando una atmósfera esotérica (los rituales que practica su abuela alrededor del cadáver) y fotografiada por unos intensos colores rojizos y azules que nos remiten a Inferno, de la que hereda, igualmente, un cierto tono surrealista, fantástico.

A continuación, tras una elipsis temporal, Ana se ha convertido en una adolescente que, ataviada con un corto y etéreo vestido rosa que marca la figura de su cuerpo, pasea con su madre por el pueblo italiano (cuyos callejones oscuros y atmósfera inquietante nos recuerda al escalofriante escenario en el que trascurrían los sucesos de La casa dalle finestre che ridono, de Pupi Avati). El tono esotérico y terrorífico se sustituye por una puesta en escena sensual, destinada a subrayar el erotismo que despide el joven cuerpo de Ana y que afecta a todo lo que la rodea (despertando la envidia de su madre, quien se tiñe las canas en la peluquería del pueblo; y exaltando el deseo de los hombres con los que se encuentra). La fotografía luminosa y los planos detalle que registran cualquier movimiento, cargándolo de erotismo (al andar, el movimiento de la falda deja entrever las bragas blancas de la chica), envuelve a los personajes en una atmósfera sexualizada colindante con la de giallos de marcado tono erótico como ¿Qué habéis hecho con Solagne? o La tarántula del vientre negro (de la que se incluye un tema de su banda sonora) .

El último tercio del film está protagonizado por una Ana ya adulta quien vuelve al pueblo en el que pasaba los veranos durante su infancia. En aquí donde Amer muestra definitivamente sus cartas, descubriéndose como el retrato de una mujer aquejada de una frustración sexual casi patológica producto del trauma sufrido en su infancia. Una frustración, concentrada en un miedo/atracción hacia los hombres y el sexo, que se reproduce a través de sus fantasías sexuales más morbosas y que toman la forma de un atacante misterioso ataviado con guantes negros y que le amenaza con una navaja de afeitar que recuerda especialmente al asesino de El pájaro de las plumas de cristal, el debut de Argento. La puesta en escena se vuelve hostil y violenta (un trayecto en taxi escenificado como si fuese una violación), y la atmósfera se enrarece a través de un tono profundamente fetichista (el cuero resulta predominante: la cazadora y los guantes del taxista o los guantes de diferentes colores del asesino; el peine que Ana utiliza para masturbarse) mientras el paso del tiempo, las ruinas y las sombras transforman la mansión en una amenaza gótica.

Los creadores de Amer reniegan de cualquier elemento literario (la película apenas tiene diálogos) para centrarse en convertir cada escena, casi cada plano, en una nueva proeza estilística, con el apoyo de todos los estilemas formales del subgénero italiano (rápidos movimientos de cámara; contínuos planos detalle para enmarcar expresiones o acciones; montaje muy corto; violentos cambios cromáticos; planos desenfocados), subrayado por una selección sonora en la que podemos encontrar nombres habituales del cine de género comercial italiano como Bruno Nicolai, Stelvio Cipriani o Ennio Morricone.

Desde este punto de vista, Amer evidencia su conocimiento de un tipo de cine, el giallo, que siempre privilegió la forma sobre el fondo, pero fracasa al visualizar ese conocimiento a través de una mirada excesivamente cerebral, que torna todos los estilemas con los que trabaja (y que son habituales en el género que está recreando) en un irritante manierismo. El gran error de Cattet y Forzani consiste en sustituir la pasión, la violencia interna, la vitalidad del giallo por un punto de vista analítico de excesiva frialdad que supone, en esencia, una contradicción. A pesar de la detallada y minuciosa construcción de un cuerpo italiano, Amer no puede ocultar su corazón francés: la pedantería acaba abriéndose paso a través de la fascinación.

3 comentarios:

Lord_Pengallan dijo...

Vaya bajón que me ha dado el ver que sólo le ha dado 1 estrella. Lo digo porque no le ha satisfecho. No me ha quedado claro si ya la conocía o no.

Me encanta el final del post con esa definición del corazón francés.

Totalmente de acuerdo aunque yo no pillo ninguna referencia salvo las musicales. La peli es audiovisualmente fascinante y fabulosa pero coño, eso sólo no sirve.

José M. García dijo...

No, no la conocía.

Y le agradezco que me la haya descubierto porque, independientemente de que no me haya gustado, para un amante del giallo como un servidor es de visión obligada (tome nota, BizarroJoe).

El principal problema que tengo con la peli es ese contínuo malabarismo estético que me llega a agotar. A los 5 minutos lo primero que pensé fue: "Pero no será todo el rato así, ¿no?" Y sí, sí lo es.

Un saludo.

Lord_Pengallan dijo...

Pues nada me alegro. Aún con sus vicios creo que es una peli que hay que ver. Yo la vi en el cine y es espectacular (a mi el manierismo me pone) pero la verdad es que agota. Son 3 grandes cortos que en encajan fluidamente.