viernes, 5 de agosto de 2011

Linterna Verde

(Green Lantern)
USA, 2011. 114m. C.
D.: Martin Campbell P.: Greg Berlanti & Donald De Line G.: Greg Berlanti, Michael Green, Marc Guggenheim & Michael Goldenberg, basado en una idea de Greg Berlanti, Michael Green & Marc Guggenheim I.: Ryan Reynolds, Blake Lively, Peter Sarsgaard, Mark Strong

Cuando una película comienza con una narración tan atropellada y farragosa como la que abre Linterna Verde es síntoma de que ésta no es capaz de manejar las complejidades de un material que, a todas luces, la supera. Será la primera, pero no la única vez: el paseo turístico que le hace Tomar-Re a Hal Jordan mientras sobrevuelan el planeta Oa vuelve a ser acompañado por un discurso con un ingente caudal de información que tiene como objetivo el definir un universo que el resto del film no parece muy interesado en prestar atención.

Es por esto por lo que Linterna Verde es un film de una notable inconsistencia: por un lado, el intento de trasladar a la pantalla las bases del cómic original (compuestas por múltiples galaxias y planetas, así como una gran diversidad de razas alienígenas) con las convenciones del género superheróico, convertido hoy en día en el sinónimo del blockbuster de acción hollywoodiense. Martin Campbell no duda en echar mano del libro de estilo de este tipo de cine, presentándonos a su protagonista como un personaje irresponsable y temerario (que, además, arrastra un trauma infantil, como nos muestra un flashback introducido de manera harto torpe) que, gracias al anillo esmeralda y al poder que conlleva, superará sus temores y se convertirá en la luz de la esperanza no sólo de la raza humana, sino de toda la galaxia.

En los tiempos de la hegemonía de las ediciones extendidas, Linterna Verde supone un curioso artefacto. Su desequilibrio a la hora de saltar de una mirada intimista (la relación sentimental entre Jordan y su ex-novia Carol Ferris) a una perspectiva grandilocuente (la amenaza de la entidad Parallax, un devorador de mundos que amenaza la supervivencia del cosmos) parece evidenciar que nos encontramos ante un producto al que se le han amputado múltiples escenas, no siendo lo más interesante precisamente lo que se ha conservado. Así, la relación entre el deformado doctor Hector Hammond y Parallax apenas es definida o la propia presencia de Parallax, cuya supuesta peligrosidad es apuntada, pero nunca concretada.

A raíz de todo lo dicho, no resulta extraño que los mejores momentos de Linterna Verde vengan dados por el tono irónico que cubre el conjunto, como si los propios guionistas y el director fuesen conscientes de las deficiencias dramáticas de la acción, intentando compensarlo con un acercamiento desmitificador a la figura del superhéroe: Hal Jordan no está tan interesado en las posibilidades de los poderes que ha adquirido como en lo "molón" que resulta su traje o, en el que supone el apunte más divertido de toda la película, Jordan siendo reconocido a pesar de llevar puesto un -insuficiente- antifaz.

Linterna Verde termina igual que comienza: con una voz en off que resume todo lo que hemos visto, en lo que supone un honesto mea culpa por parte de los propios creadores, los primeros en reconocer los escasos valores de un título que, como aporte a la carrera competitiva con las producciones fílmicas de Marvel, no carece de relevancia: DC ya ha conseguido su Los 4 Fantásticos.

2 comentarios:

Txema SG dijo...

Una película mala. Pero mala con avaricia, creo que la mencionada los 4 Fantásticos supera con creces esta mierda, por lo menos en lo que se refiere a la caracterización de los personajes.

Ryan Reinolds ya ha interpretado a Hal Jordan, Masacre y Hannibal King, de la misma forma, así que para empezar algo falla ahí.

Luego está el tema de los efectos especiales absolutamente patéticos, con un presupuesto tan elevado y con Greg Berlanti de por medio al menos esa parte tendría que haber quedado mejor.

Lo peor es que habrá secuela aunque la taquilla no lo respalde, pero hay que hacer competencia a Marvel.

José M. García dijo...

"Green Lantern" supone la punta del iceberg del problema que está lastrando a todas las películas de superhéroes que se están haciendo: su falta de ambiciones. El conformarse con hacer un mero espectáculo más o menos bien hecho. Desperdiciando un puñado de licencias que daban para mucho más.

Son películas que nacen asumiendo que son cine pequeño y parece que se sienten a gusto así.